Hace no mucho me reconcilié con Stephen King, que, casi siempre, ha sido mi escritor preferido y poseedor de un estilo literario único. Existió una época que dejé de leerle, sus libros me aburrían mucho. Me preguntaba por qué extraña razón se empeñaba en escribir sobre coches poseídos y otros temas aburridos. Y no encontraba respuesta.
Cuando volví a darle una oportunidad, muchos años después, lo primero que me chocó es que sus personajes habían cambiado. Acostumbrada a personajes jóvenes, un tanto perdedores y con poco dinero, me chocó que tenían otro perfil: señores mayores, con tripa incipiente, profesiones liberales y montados en el dolar. Me pregunté porqué. Y la respuesta era evidente: es que Stephen King ya tiene una edad, exactamente setenta y dos años, ya no es el joven escritor pobre que no puede llegar a fin de mes. Y para mí eso, entre otras cosas, es uno de los rasgos de la escritura de Stephen King, parte de su estilo literario: escribir sobre él mismo.
Otras características de su estilo literario son el tono coloquial que utiliza (que no simple) o personajes arraigados en las costumbres de la América profunda (aprovecha para hablar sobre las desigualdades sociales, el racismo, la falta de recursos y demás cosas que le preocupan, si le sigues en Twitter ya te habrás dado cuenta). Si echáramos en un saco diferentes textos de escritores junto con uno de King, una persona acostumbrada a leerle no tendrá problema para descubrir cuál es el suyo. Eso es el estilo literario, lo que te diferencia como escritor de todos los demás.
Antes de continuar, tengo que confesarte algo: yo todavía no tengo estilo, al menos que yo sepa. Tampoco pasa nada, soy una escritora novel y no he escrito lo suficiente como para encontrarlo. O más bien para que él me encuentre. Esto es algo que puede obsesionarte, todos queremos ser especiales, yo la primera. Pero el estilo literario no es algo que se pueda forzar, ya saldrá solo, o no.
En la clase de esta semana de la Escuela de Escritores, nos ponían varias ejemplos de un señor bastante peculiar, Raymon Queneau, que decidió escribir un mismo texto de 99 formas variando el estilo. Tengo que reconocer que los textos eran muy diferentes entre sí, bien escritos, incluso curiosos, pero también muy peñazos. Aquí os dejo el texto base y un par de ejemplos para que juzguéis por vosotros mismos.
Texto base
Una mañana a mediodía, junto al parque Monceau, en la plataforma trasera de un autobús casi completo de la línea S (en la actualidad el 84), observé a un personaje con el cuello bastante largo que llevaba un sombrero de fieltro rodeado de un cordón trenzado en lugar de cinta. Este individuo interpeló, de golpe y porrazo, a su vecino, pretendiendo que le pisoteaba adrede cada vez que subían o bajaban viajeros. Pero abandonó rápidamente la discusión para lanzarse sobre un sitio que había quedado libre. Dos horas más tarde, volví a verlo delante de la estación de Saint-Lazare, conversando con un amigo que le aconsejaba disminuir el escote del abrigo haciéndose subir el botón superior por algún sastre competente.
Texto retrógrado
Te deberías añadir un botón en el abrigo, le dice su amigo. Me lo encontré en medio de la plaza de Roma, después de haberlo dejado cuando se precipitaba con avidez sobre un asiento. Acababa de protestar por el empujón de otro viajero que, según él, le atropellaba cada vez que bajaba alguien. Este descarnado joven era portador de un sombrero ridículo. Eso ocurrió en la plataforma de un S completo aquel mediodía.
Texto palabras compuestas
Yo me platautobusformaba comultitudinariamente en un espaciotiempo luteciomeridiano vecinado con un longuícolo mocoso feiltrosombrereado y cordonotrenzón. El cual altavoceó a un tipofulano: “Usted me empujaparece.” Tras eyacular esto, se sitiolibró vorazmente. En una espaciotemporalidad posterior, volví a verlo mientras se sanlazaroestacionaba con un X que le decía: “Deberías botonsuplementar el abrigo.” Y le porquexplicaba el asunto.
Hice mi ejercicio y fue un desastre porque confundí el estilo con el registro en el que hablaban los personajes. Escribí la misma historia desde cuatro puntos de vista (uno por cada personaje), con diferentes registros y voces narrativas (este lío tal vez algún día os lo cuente porque tiene tela). Pero no toqué el estilo. Se me hizo un nudo en la cabeza y empecé a confundir diferentes conceptos: voces narrativas, registro, estilo literario, tono y voz de escritor. Cuando llegué a casa estaba a punto de echarme a llorar. Pero gracias a mis compañeras correctoras, especialmente a Silvia Barbeito, conseguí deshilar el ovillo de mi cabeza.
Aquí te escribo los diferentes conceptos, por si a ti también te ha pasado alguna vez lo mismo:
- Voz narrativa: Es la voz de la persona que cuenta la historia, que no es el autor (o no debería serlo), es el narrador. Cada historia tiene una que le viene al pelo. Tipos de voces narrativas: primera persona, segunda persona, tercera persona subjetiva, tercera omnisciente, etc.
- Punto de vista / enfoque: Es el lugar desde el que el narrador cuenta la historia.
- Tono: Es la forma de narrar la historia por parte del narrador. Por ejemplo triste, alegre, dramático, irónico…
- Estilo literario: Es el conjunto de características de un escritor, no engloba solo la técnica literaria, también la elección de personajes, temas, ambiente…
- Voz del escritor: Para esta definición voy a tomar prestado un texto del libro Escribir ficción (Gotham Writers´ Workshop): Es estilo está formado por las diversas decisiones técnicas que adopta el autor y la voz es el resultado de la suma total de decisiones. Si la voz es el vestido de terciopelo, es estilo es la tela, el hilo, los botones y todo lo que es necesario para crear la prenda.
Y para que quede más claro, un par de ejemplos:
Ejemplo 1. Canción de hielo y fuego. G.R.R. Martín
El día había amanecido fresco y despejado, con el frío vivificante que señalaba el final del verano. Se pusieron en marcha con la aurora para ver la decapitación de un hombre. Eran veinte en total, y Bran cabalgaba entre ellos, nervioso y emocionado. Era la primera vez que lo consideraban suficientemente mayor para acompañar a su padre y a sus hermanos a presenciar la justicia del rey. Corría el noveno año de verano, y el séptimo de la vida de Bran.
- Voz narrativa: Tercera persona subjetiva.
- Punto de vista: Cada capítulo un personaje diferente: Bran, Daenerys, Tyron…
- Tono: Épico.
- Estilo literario: Culto.
Ejemplo 2. Elevación. Stephen King
Hasta que descubrió lo que le sucedía con la ropa, claro. Lo de la ropa no aparecía en ninguna web, ni médica ni de ningún otro tipo. Desde luego, no tenía nada que ver con la diabetes.
- Voz narrativa: Tercera persona subjetiva.
- Punto de vista: Scott, el protagonista de la historia.
- Tono: Alegre, positivista y emotivo.
- Estilo literario: Lo ya comentado antes de King. Habla de un pueblo de la América profunda, con todos sus lugareños. Desarrolla la problemática de la llegada al pueblo de dos lesbianas casadas (sí, dios mio, casadas, porque eso parece que es súper chungo)
Espero que con esto ya lo tengas algo más claro, aunque a mí me ha costado mucho pillarlo. ¿Alguna vez te habías hecho estas preguntas?
Para leer otros artículos de la serie:
- Retellings: versiones modernas de cuentos tradicionales.
- Espacio y tiempo.
- Tipos de personajes.
- Mi formación en la escuela de escritores.
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