Normalmente cuando hablamos del cuento, nos viene a la cabeza esa fugaz forma narrativa que mamá solía recitarnos antes de dormir. Hadas, dragones, caperucitas rojas y los tres cerditos crearon aquel imaginario por el cual me gustaría empezar.
Si bien aquellas historias entran en lo que se conoce como cuento, aclaro que es sólo la punta del iceberg en lo que se refiere al género. El cuento es uno de los formatos narrativos más complejos e interesantes que hay en la literatura, y en mi humilde opinión, su aporte iguala a la novela.
¿Qué es un cuento? A mí me gusta dejarlo al libre pensar por la sencilla razón de que es un formato breve que tiende a mutar demasiado, pero si buscamos definiciones yo diría la siguiente: es una anécdota de narrativa breve que puede tener una resolución.
Quizás alguna vez un amigo te relató su viaje al aeropuerto y el trampolín de situaciones dentro del subterráneo que casi lo hace llegar tarde y perder el vuelo. Parece la cosa más normal del mundo —de hecho lo es— pero esto, en esencia, es un cuento. Breve, conciso y tradicional. Todos somos cuentistas sin saberlo.
Ahora entremos en materia. Este género tiene sus trucos que, si bien no son absolutos, son un buen punto de partida. Cabe destacar que me enfocaré en el cuento clásico. El cuento contemporáneo a lo Carver es una temática más libre y quizá no sea la idónea por su forma estética que requiere un poco más de trabajo.
Agrego, por cierto, que todos los cuentistas alguna vez hacemos un decálogo de cómo escribir. Pensé que escaparía, pero ya ven que no. Así que os voy a dar 10 consejos para escribir cuentos:
#1. Sé breve
Esto puede ser una obviedad, pero es más difícil de lo que parece. No hablamos de número de páginas ni de palabras; hablamos del estilo. Ve al grano. Un buen cuento se diferencia de los demás por los detalles que muestra y omite. Si algo no pincela la historia, es mejor dejarlo fuera.
Sé que nos gusta crear mundos complejos, pero en el cuento eso es más que un estorbo. Usa pocas palabras para describir lo que en realidad quieres decir. Buscamos precisión.
#2. Crea un problema
Un cuento sin problema termina lleno de comentarios y de personajes que nadan en un limbo. El conflicto es la puesta en marcha de una estructura para un fin.
Si estamos empezando a escribir cuentos, hay que concebirlo desde el punto de vista de un personaje que desea algo y se mueve para conseguirlo. Cito las palabras del maestro Roberto Echeto: El cuento es movimiento.
#3. Que se lea de un tirón
¿Alguna vez dejaste una película a la mitad y la retomaste días después? ¿Qué te parece? Este acto deja una impresión sosa; no logras conectar. En el cuento pasa lo mismo. Es una exigencia que se pueda leer de una sola vez, incluso, que tenga valor de repetición.
Esto es una consecuencia que gira en torno al primer punto en el que hablamos de la brevedad de la narración. Tu cuento debe construirse en base a una anécdota corta.
#4. Deja pistas
Uno de mis puntos favoritos y el más importante para el disfrute de un cuento clásico. Conforme la narración avanza, el escritor tiene el deber de ir esclareciendo lo que ocurre, pero sin que se note.
Recordemos que nuestro narrador es un suministrador de información, y sólo nosotros decidimos qué dice y calla. Si queremos una buena resolución, el lector debe tener las pistas en su cara sin saberlo. Puedes dejarlas como migajas y unirlas todas en la resolución, o remitirte a la teoría del doble cuento de Ricardo Piglia, en donde se conciben dos historias al mismo tiempo, pero una la mantenemos escondida para usarla como efecto sorpresivo al final.
#5. El lenguaje
El trabajo del escritor es unir las palabras correctas en el momento adecuado. Para que el cuento se lea como unidad, debemos internalizar el estilo que requiere la obra.
En este punto se necesita criterio y sinceridad. Cada historia tiene su propio estilo; lo exige y lo grita en la mayoría de las ocasiones, y a veces nos ahorra trabajo. Al ser un género breve, que parezca que fue escrito por dos personas ahogará cualquier efecto que hayamos idealizado. Mantén el uso apropiado de los adjetivos, los adverbios y los verbos. No uses la palabra miccionar, cuando el texto grita orinar.
#6. Escribe pensando que el lector no es tonto
Tendemos a hablar de más. ¿Ya dije que el cuento debe ser breve? Muchas veces, sobre todo en nuestras primeras obras, escribimos cosas y redundamos en detalles sin importancia. Esto se debe a una razón muy simple: Miedo.
Los escritores somos muy cobardes. Nos aterra que el lector no nos entienda. Y nada más lejos de la verdad. El lector sabe tanto o más que tú de la obra. Tiene olfato para la inseguridad que nuestras palabras despiden. Sé concreto y plasma lo necesario. El lector entenderá.
#7. Los personajes actúan
No tenemos líneas que desperdiciar. Hay que moverse, recalco de nuevo. Nuestros personajes se anclan en el movimiento, y este movimiento, se ancla en el conflicto. No perdamos el tiempo describiendo sus personalidades, sus gustos o miedos. Al grano, compadre.
Tíralos de una vez a los leones y que resuelvan. Un cuento bien montado gira alrededor de lo que hagan sus personajes.
#8. Crea enlaces a través de las imágenes
El objetivo es conectar con el lector. La literatura es un proceso de comunicación que se escapa de las palabras y aterriza en las imágenes que poseemos a la mano. Con esto me refiero a que definamos el imaginario de nuestra narrativa. ¿De qué están hechas las imágenes que describo en mi universo? No tengas miedo de usarlas; eso enriquece en gran medida lo que tengas para contar. A veces el recurso de sujeto + verbo no es suficiente.
Tienes a la disposición el símil y la metáfora. Son armas poderosas que crean un efecto de tensión o alivio si son usadas con responsabilidad, además que colorean tus frases sin llegar a cansar.
#9. Importa tanto el principio como el final
Casi podría decir que la primera línea del cuento define su final. Si creemos en estructuras redondas, esto es un hecho, pero lo cierto es que si pensamos en el cuento como la unidad de varios hilos narrativos, no podemos olvidarnos que los acontecimientos son una gama de causas y consecuencias.
Sácale provecho a la primera línea y remátala con la última. Había una vez… Y vivieron felices para siempre. Funciona, ¿verdad?
#10. Escribe sobre cosas pequeñas en grandes situaciones
El poder de lo absurdo es trascendental. Una hormiga en un desierto debe tener cosas interesantes que decir. Mucho del cuento clásico se remite a la anécdota, como bien dije arriba. De nada nos sirve una historia si no podemos relatarla como si estuviésemos de copas un viernes por la noche.
No importa si lo tuyo es la ficción realista o la literatura fantástica. Relata con vocación y sinceridad. Haz que tu historia se mueva por su universo sin trabarse y que desemboque toda tensión en la coherencia.
Hasta aquí mis consejos para escribir cuentos. Estoy muy agradecido con María José por brindarme el espacio para que hable un poquito sobre este género breve, y espero que haya esclarecido unas cuantas dudas. La importancia de la literatura descansa sobre lo que nosotros, los escritores, podamos aportar entre todos y para todos. Saludos desde este lado del charco.
Escriban. Escriban. Escriban.
M.M.J. Miguel
deletrasnosenada.com
1. Sobre mí.
2. Sobre mis escritos.
He sido finalista del concurso #Aventurate de la plataforma Sweek con Olas Plateadas. Y Wardruna ha sido finalista del concurso venezolano Solsticios de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción 2017. Si quieres leer más de lo que escribo pincha aquí.
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Las imágenes de este post pertenecen a la película Caperucita Roja, protagonizada por Amanda Seyfried. Aunque la película tuvo muchas críticas negativas merece la pena verla solo por su preciosa fotografía. Una versión moderna de un cuento clásico.
2 Comentarios
Me ha encantado el artículo. Cada uno de los consejos es un pequeño tesoro. Enhorabuena, M.J., por conseguir que M.M.J. escriba en tu blog y por liarme con vuestros nombres.
severo, me gustó